Abrir las caderas nos permite avanzar.
Esta articulación es el soporte principal de nuestras piernas y se considera el 1er piso, el que va desde los pies hasta las caderas y por tanto conectado a la tierra. Nuestras caderas nos permiten realizar muchos movimientos gracias a todos los músculos conectados a ellas.
Una correcta apertura de las caderas condicionará nuestro estado emocional y nos permitirá liberar ciertos sentimientos como el miedo, la ira y la tristeza.
En nuestro estilo de vida occidental, la región de la pelvis y la articulación de la cadera son dos áreas que a menudo resultan dañadas por nuestro estilo de vida sedentario. Por lo tanto, se encuentran relativamente cerrados y atrapan allí nuestras emociones. Estas emociones o traumas se anclarán en nuestros músculos flexores y en particular a nivel del psoas y bloquearán nuestra pelvis.
Toda la región pélvica está conectada al elemento agua y, por tanto, a la linfa, que influye en nuestros estados emocionales. También es nuestro segundo centro energético: Svadisthana Chakra, la base del yo, el chakra de las emociones. Este chakra está conectado con los placeres de la vida en toda su globalidad (sexualidad, creatividad, procreación).
Cuando trabajamos tanto el cuerpo físico como el energético en esta zona encontramos un bienestar profundo que nos abre a los demás.
Aquí hay un pequeño ejercicio que todos pueden probar por la mañana en la ducha...
Cierra los ojos por unos segundos y siente el agua fluir por cada parte de tu cuerpo, pensando en todas las cosas negativas que están envenenando tu vida. Visualízalos saliendo de ti imaginando el elemento agua lavando todos esos pensamientos negativos.
En la práctica del yoga existen muchas posturas que favorecerán esta apertura y esta liberación. Me gusta mucho la postura de la diosa que me parece muy interesante desde el punto de vista físico y energético:
Separe los pies. Tus talones miran hacia adentro. Ancla los arcos de tus pies firmemente en el suelo. Doble las rodillas y doble los brazos para que los codos formen un ángulo de 90°, asegurándose de relajar los hombros. También puedes repetir el saludo a la luna varias veces, como en este vídeo.
Namaste'hey
Helena Duval
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